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Historia de Los Mina: Dioni Fernández (Cap.XXV,5-17-1)





Dioni Fernández
Nacido en Villa Francisca el 24 de marzo de 1952, en la calle Jacinto de la Concha.
Vivió en Los Mina, en el año 1967.
 En la misma fecha año 1967, ingresa a la Escuela de Música Iris del Valle, donde estudió saxofón y  clarinete.

Dioni Fernández, es uno de los merengueros que más ha aportado al merengue, siendo un músico instrumentista y arreglista del ritmo más popular del país, que aunque inició en el rock and roll, es el creador de un grupo de merengue que ha sido escuela y es un referente musical en la República Dominicana.
Confiesa  haber vivido en Los Mina cuando tenía la edad de entre 14  y 15 años,  y que viviendo allí,  le surgió la idea de ser músico.


Narra que iba a una escuela que quedaba a siete u ocho cuadras de mi casa, en el trayecto estaba la Escuela de Música Iris del Valle. Cuando yo regresaba de la escuela ya habían unos alumnos tocando sus instrumentos y yo me quedaba un rato a escucharlos y luego seguía para mi casa.


Un día la subdirectora Alicia Peña, me llamó y me preguntó que si a mí me gustaba la música, le dije que sí. Yo tenía como 14 ó 15 años, entonces agarró un saxofón y me lo encasquetó, en buen dominicano y me dijo: sopla, cuando traté de emitir un sonido me dio un mareo. Después, lo que hacía era que salía de la escuela, me iba para mi casa, me quitaba la ropa y regresaba para la academia sin comer nada. Ahí comencé a tomarle amor a la música.



Narra cómo eran sus padres: mi papá y mi mamá se divorciaron estando yo pequeño, pero nos dieron  ejemplo de trabajo y honradez. Mi papá, José Antonio Fernández Cruz, es una persona que hizo un cuarto curso, se dedicó a su superación personal y se empeñó en ser cada día mejor. Él es una persona muy trabajadora, se dedicó a ser vendedor de artículos ferreteros en los pueblos. Como artista he recorrido el país entero y siempre me encuentro con alguien que le manda saludos. Mi papá es una persona que hizo muchas amistades. Mi mamá, Gladis Gregoria Zapa Ruiz, por igual, es banileja. Es una mujer laboriosa que no le tiene temor a nada para trabajar, es evangélica desde que yo tengo un año de edad,  Yo tengo inculcada esa fe, aunque no voy a la iglesia pero sí tengo el temor de Dios.

Procedente de una familia de nueve hermanos, donde tenía la misión de ser el mayor y de dar el ejemplo, el maestro se dedicó a trabajar desde temprano, hay tres de padre y madre, tres de padre y tres de madre y el legado principal que ambos nos dieron a nosotros fue el amor al trabajo, la seriedad y la honradez, lo que no lamenta, por el contrario es una de las virtudes que dice pudo apreciar de sus padres, gente humilde pero con un sentido enorme  de la responsabilidad y del trabajo.

 Narra que ha tenido cuatro esposas, he sido medio inestable, la música ha sido una pasión muy fuerte y un rival que las muchachas han encontrado. esas cuatro esposas, que son las madres de mis hijos. Las cuatro son mujeres maravillosas, el malo era yo.



Tengo seis hijos maravillosos, el más pequeño es mi adoración. Yo soy papá-abuelo, porque cuando tuve mis primeros hijos estaba siempre pendiente de la orquesta y los músicos, ahora este muchachito me ha agarrado con más tiempo para dedicárselo a él. Cuando estoy fuera quiero llegar a mi casa para estar con él, se trata de  José Eduardo,  el más pequeño de los seis, en la foto, también aparecen sus otros cinco hijos: Paulina Judith, Alana, Luis Gabriel, Moserrat y el mayor de ellos, José Ignacio o Nacho.



Narra cómo era  la pobreza en su niñez, yo vivía en una cuartearía, era una pieza y una salita. Éramos muy pobres. Una de las cosas que yo más recuerdo es que mi mamá, de noche, decía: mira esto, es una limonada y dos galletitas. Tómense esto y acuéstense que esa es la cena. Entonces, cerraba la puerta para que nadie viera, y a veces la comida era un arroz blanco. Pasamos esa y otras precariedades, por eso es que digo que yo soy afortunado, porque mira de donde yo vengo y Dios me ha dado la oportunidad de triunfar y conocer mucha gente buena en el camino y lograr hacer cosas buenas con el talento que él me dio.



Otro recuerdo de su niñez, él decía que vivían en una cuartería y mi mamá trabajaba en una tienda en la avenida Mella. Un día 24 de diciembre, cuando llegó la noche y mi mamá aun estaba trabajando y llegó la hora de la cena, nosotros estábamos solos. Entonces, mis hermanos comenzaron a llorar y yo imponente porque no podía hacer nada, se escuchaban los tiros de los fuegos artificiales y llegaba el olor del puerco asado y de la comida de las otras cocinas.



Eso me llenó de tristeza infinita, me marcó para toda la vida. Hasta un punto que yo duré muchos años que la navidad me causaba tristeza. Mi mamá llegó como media hora después con todas las fundas y los preparativos, luego mi papá con otro cargamento y se armó la fiesta, pero ese episodio me marco muchísimo. Al pasar los años superé ese momento. Poco o mucho, con eso yo he podido vivir hasta el día de hoy; claro, tratando de  hacer las cosas bien hechas.

Fernández, quien inicio su carrera musical en el año 1968, mientras estudiaba solfeo, composición, armonía y piano en el Conservatorio Nacional de Música.

 En su carrera artística él primero fue Rockero. En los años 60 pertenecía a una banda de rock que era la Nueva Ola, género muy popular para esta fecha por la influencia norteamericana.

Fernández también participó en diversos grupos de la época, destacando su participación, en 1970 como guitarrista, con el grupo The Iron Fire (El hierro de fuego) junto a otros jóvenes del Ensanche Ozama.


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