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Historia de La Educación en Los Mina Sur Centro Educativo Salomé Ureña (Capítulo II,10-13)



Centro Educativo Salomé Ureña

Ubicado en la Calle Juan Pablo Duarte, Número 3, drente a frente al Centro Educativo doctor Tejada Florentino del Sector Invi, en Los Mina.



La directora del Centro es la licenciada Rosanna  Valdez.

 El Centro fue fundado en el año 1971

Solo labora en la tanda Matutina, ya que en la tanda vespertina funciona el  Colegio INATEC.


El Centro en el año escolar 2016-2017 tiene una matrícula de 200 estudiantes y 14 maestros se encargan de dar la docencia.

Este centro educativo además tiene 25 aulas que son usadas  también por el Colegio INATEC, en la  tanda vespertina como se dijo anteriormente.

El director del Colegio INATEC, es el licenciado Moisés Gros.

El nombre del Centro Educativo  debe su nombre a   





Salomé Ureña de Henríquez

El  Centro Educativo  debe su nombre a Salomé Ureña de Henríquez.
Nació en Santo Domingo 1850 y murió  en el 1897.
Poetisa dominicana que creció en el seno de una familia culta, la cual  propició su formación literaria. Sus padres eran Nicolás Ureña de Mendoza y Gregoria Díaz de León. Con 20 años, se casó con Francisco Henríquez y Carvajal, médico y político que llegaría a presidente de la nación. Con él tuvo cuatro hijos: Francisco, Pedro, Max y Camila.



Autora de una brillante obra lírica que, en unión a la de José Joaquín Pérez y Gastón Fernando Dedigne, constituye la producción de la denominada "trilogía de los poetas mayores", dejó parte de su legado intelectual y artístico en la formación humanística que impartió a sus hijos, entre los cuales destacaron especialmente Max y Pedro. 


En su condición de escritora, Salomé Ureña desplegó una intensa actividad poética que, enmarcada en los modelos formales y estilísticos de la centuria anterior (sencillez y claridad expresivas, moldes estróficos clásicos y equilibrio propio de la literatura neoclásica), se adentró al mismo tiempo en los tonos románticos de su tiempo y se ocupó, desde sus contenidos temáticos, de los anhelos e inquietudes del hombre antillano de la segunda mitad del siglo XIX. Entre sus principales preocupaciones temáticas figura, en primer lugar, la reflexión ética acerca de la patria, a la que la autora profesa un desmesurado amor que queda plasmado en su consagración al trabajo y a la sabiduría como elementos indispensables para el progreso de su pueblo.
Precisamente, este interés por el progreso constituye el segundo gran núcleo temático de la obra de Ureña de Henríquez, encauzado en dos vertientes bien definidas: por un lado, la confianza ciega del hombre decimonónico en los métodos positivistas, que no sólo habrían de traer los avances técnicos y las mejoras en la calidad de vida, sino también un progreso ético y social que se traduciría en el derribo de las fórmulas políticas dictatoriales y el advenimiento de nuevos regímenes democráticos; y, por otro lado, la fe de la autora no sólo en los cambios del momento presente, sino en el rutilante porvenir que, en el caso de imponerse definitivamente éstos, le espera a la patria (y, en general, a todas las naciones hermanas de habla hispana).
Junto a los temas del amor a la patria y la fe en el progreso moral y material de su nación, en la poesía de Salomé Ureña de Henríquez aparecen también constantes referencias a los pequeños aconteceres domésticos, transformados -merced a la exquisita sensibilidad de la autora- en elocuente material poético. Se configura así, en conjunto, una producción lírica de deslumbrante fuerza, claridad y vigor expresivo, que sorprende por su acento animoso y vitalista no sólo en aquellas composiciones centradas en la exaltación de la patria y la historia dominicana contemporánea, sino también en los poemas que, pese a su alcance más íntimo o doméstico, no dejan de llevar dentro ese anhelo de hallar una identidad nacional que contribuya a la definitiva consolidación del pueblo dominicano como una sola patria.
Este afán a la vez ético y artístico quedó patente también en las múltiples y fecundas actividades pedagógicas que realizó, a lo largo de su breve existencia, Salomé Ureña de Henríquez. Discípula del gran escritor y educador puertorriqueño Eugenio María de Hostos, desplegó una infatigable labor pedagógica que se manifestó no sólo en su acceso a las cátedras más prestigiosas de la nación dominicana, sino también en sus constantes esfuerzos encaminados a fundar el mayor número posible de centros destinados a la formación superior de las mujeres de la isla antillana. Así, en 1887, asistió a la inauguración del Instituto de Señoritas, cuya fundación había promovido y del que seis años más tarde salieron las seis primeras maestras de República Dominicana.
Sus composiciones poéticas, dispersas en hojas volanderas entre amigos y conocidos, o en páginas de periódicos y revistas de la época, vieron la luz finalmente en un valioso volumen recopilatorio publicado bajo el título de Poesías de Salomé Ureña de Henríquez (1880). Ya bien entrado el siglo XX, el interés que seguían suscitando los versos de la poetisa dominicana aconsejó una edición de su obra lírica en España, publicada bajo el epígrafe genérico de Poesías (1920), libro al que siguieron otras ediciones tan ricas y exhaustivas como Poesías completas (1950), realizada en conmemoración del primer centenario del nacimiento de la autora.
Gracias a la directora del Centro licenciada Rosanna Valdez,  por suministrarnos gran parte de la información

1 comentario:

  1. Muy buen aporte en honor a la memoria de esa valiosa e ilustre Mujer, orgullosamente Dominicana

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