Las cuatro (4) Estaciones de la Línea 2-B del Metro en Los Mina: Llevarán Nombres de Mujeres
Cuatro Mujeres
serán honradas con las paradas de la 2da Línea del Metro de Santo Domingo, en
Los Mina.
En la mañana de
hoy viernes 13 de julio del 2018, mientras
bajaba del Teleférico de Santo Domingo y abordaba el Metro,
observaba en una de las puertas los
nombres de las cuatro nuevas paradas que corresponden al Sector de Los Mina,
las cuales son:
Erclia Pepín, Rosa Duarte,Trina de Moya y Concepcion Bona.
Los
nombres de esas cuatro mujeres fueron escogidos de un total de 26 propuestas
por parte de colaboradores de la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (OPRET).
La selección de ellas se debió a que fueron mujeres de primera línea de la Independencia
Nacional y de la historia reciente, de la política y de la cultura.
En
esta ocasión, para la Línea 2-B, se adoptó el criterio de hacer el
reconocimiento a grandes mujeres de nuestra historia que descollaron en la
educación o que se destacaron como grandes e insignes patriotas.
La Estación
número 21, será llamada Ercilia Pepín
Ubicada
en la Avenida San Vicente de Paúl
esquina Hugo Chávez (antigua Venezuela), donde termina el puente Francisco del
Rosario Sánchez.
A mano
derecha de esta estación se encuentran Los Mina Viejo, histórico por ser el
sector donde se instalaron los primeros habitantes de Los Mina, mientras que a mano izquierda
está el populoso barrio de Los
Tres Brazos.
Un poco
de historia de quienes fueron estas
cuatro damas:
Ercilia Pepín
Nació
el 7 de diciembre de 1886 en la ciudad de Santiago de los Caballeros, fueron
sus padres Don José Pepín y Edelmira Estrella.
A los
cinco años Ercilia queda huérfana de madre y su abuela Carlota se encarga de
velar por ella.
Inició su
labor magisterial en plena adolescencia y con apenas 14 años fue nombrada
directora de la escuela de niñas de Nibaje, en Santiago.
Su
familia era muy influyente en la sociedad dominicana, por lo que le permitió
recibir lecciones básicas de Ciencias Sociales, Ciencias de la Naturaleza,
Matemáticas, Francés, Física y otras disciplinas, de mano del profesor de
origen italiano Salvador Cucurullo.
Al lado
de Cucurullo aprendió con bastante perfección y fluidez el idioma italiano y el
francés; Ercilia siempre mostró grandes habilidades para ser educadora y
maestra.
Estas y
otras experiencias, le sirvieron de estímulo para que más tarde, decidiera graduarse
de Maestra Normal, en 1913, con mención honorífica, y con un jurado que
consideró su tesis de “brillantísima”.
Basó su
teoría educativa en los principios de Eugenio María de Hostos, que buscaba la
objetividad de las cosas.
De ahí,
pedagógicamente, exigió belleza, orden, formación de hábitos, creación de
nuevas formas para enseñar, justicia social, libertades públicas y capacidad de
convivencia.
Realizó
cambios significativos en el Sistema Educativo de la época, reformando el
programa oficial de las escuelas primarias, agregando asignaturas como: el
Dibujo, Trabajos Manuales, Geografía Evolutiva, Cantos Coreados y Manejo de
Globo y Mapas.
Instituyó el desayuno escolar; dotó de
laboratorio el plantel donde trabajaba, impuso el uniforme para los escolares a
quienes exigía una veneración respetuosa cuando el Himno Nacional era
interpretado.
Ordenó
izar el Pabellón Nacional todos los días; hizo respetar los símbolos patrios,
se empezó a cantar en la escuela y las clases de inglés, se regularizaron.
Desde 1909 hasta el 1916, se dedicó a impartir
docencia privada a grupos de Jóvenes y señoritas para formarlos como maestras
normalistas y bachilleres en Ciencias y Letras, graduándose 250 maestras de
enseñanza primaria.
En la década de 1910 a 1920, luchó activamente en
pro de los derechos de la mujer. Se solidarizó con actos patrióticos contra
dictaduras, repudiando enérgicamente la invasión Norteamericana.
“A la vera del Yaque nací y su influjo me ha guiado
siempre con amor, benevolencia suma, y todo cuanto hay en actividad, devoción
al estudio, calor, vida y entusiasmo; a él, lo debo”; así dice parte del
discurso pronunciado por Ercilia Pepín, al recibir el reconocimiento a su labor
docente en 1925, por el ayuntamiento de Santiago de los Caballeros, declarándola
“Hija Benemérita de Santiago”.
Logros:
A la edad de 14 años inicia formalmente su carrera
como maestra en una escuela para niñas.
A los
20 años, es nombrada como directora de la Escuela de Niñas del Barrio Marilopez
de Santiago de los Caballero.
A la
edad de 22 años, asume la responsabilidad como maestra de las áreas educativas
de Matemáticas, Ciencias Físicas y Naturales, en la Escuela Superior de
Señoritas, sustituyendo a su profesor Salvador Cucurullo.
Ercilia
fue quien dispuso el uso de uniforme escolar por primera vez en República
Dominicana y el uso de un lenguaje respetuoso entre maestros/as y alumnos/as.
Introdujo
en las escuelas la asignatura de dibujo y el uso de mapas.
Ercilia
Pepín fue la primera mujer dominicana en iniciar el movimiento feminista en el
país, elevando su voz en defensa de los derechos de la mujer.
En 1920 funda el Colegio México de Señoritas,
entre otros…
En
agosto de 1913, con Mención de Honor, recibe el título de Maestra Normal, en la
escuela de su pueblo natal. De inmediato empieza una campaña de denuncias ante
el Congreso Nacional, con el fin de que se instale en Santiago un Instituto
Profesional de Enseñanza Superior.
La gran
Maestra e Intelectual, Ercilia Pepín, murió el 14 de junio de 1939. Hoy es
considerada en República Dominicana, como una de las grandes mujeres destacadas
en el país.
La Estación
número 22, llevará el nombre de
Rosa Duarte
Ubicada en la
Avenida San Vicente de Paúl esquina
Fernández de Navarrete, antigua bomba de los Mina.
A mano derecha de la Estación se encuentra los Mina Sur y a mano izquierda
están los barrios puerto Rico y Katanga.
Rosa Duarte
Nació
en Santo Domingo, en el Barrio de Santa Bárbara, el 28 de junio de 1820, hija
de Juan José Duarte Rodríguez y Manuela Diez Jiménez. Hermana del Padre de la
Patria Dominicana, Juan Pablo Duarte.
Fue una mujer de talento natural y de virtudes sobresalientes que conservó hasta el fin de sus días su estado de pureza, conservando todos los sentimientos nobles y delicados que le inculcaron sus padres con una educación esmerada.
Fue una mujer de talento natural y de virtudes sobresalientes que conservó hasta el fin de sus días su estado de pureza, conservando todos los sentimientos nobles y delicados que le inculcaron sus padres con una educación esmerada.
Siempre
rindió culto especial al patriotismo, que no pudieron mitigar en ella ni la
injusticia de los hombres ni el rigor del infortunio.
En los preparativos para la proclamación de la
Independencia, Rosa Duarte fabricó junto con otras mujeres una gran cantidad de
las balas que utilizó el movimiento.
Junto a sus amigas, participó en
las obras teatrales que se presentaban en el edificio de la Cárcel Vieja,
situado al lado del Palacio de Borgellá, frente al Parque Colón, desde las que
se creaba conciencia sobre la causa independentista.
Estas
representaciones, en adicción de mantener levantado el espíritu público,
servían también para obtener recursos con el fin de comprar municiones y cubrir
los gastos de los emisarios que se enviarían a desempeñar misiones a distintas
partes del país.
En
1845, un año después de proclamada la Independencia, fue deportada junto a su
madre y hermanos.
Prefirió acompañar a su madre, condenada al
destierro, antes que casarse en la Patria con su prometido, Tomás de la Concha, quien además fue su maestro balero, el que fue fusilado junto con Antonio
Duvergé en el 1955.
Muerto
su hermano Juan Pablo, quiso regresar al país, pero aunque en 1883 el Estado
dominicano ofreció facilidades para el retorno de la familia Duarte, su hermano
Manuel se negó a regresar a la tierra de la que habían sido expulsados sin
ningún miramiento.
Sus apuntes, aporte de incalculable valor para
nuestro país, son considerados por Emilio Rodríguez Demorizi como el Nuevo
Testamento de nuestra historia, ya que a través de este documento se han podido
conocer los detalles de aquellos años de conspiración y de trabajo por la
liberación de la Patria. En ellos dice: “Dios me ha conservado la facultad de
pensar y recordar y también me ha concedido el sagrado derecho de protestar
contra los traidores a la Patria´´.
El 26 de octubre de 1888 falleció en la calle Sur 1, casa 129, de Caracas, Venezuela, a causa de disentería. Al año murió su hermana Francisca y un año después, el 8 de agosto de 1890 murió Manuel, también en Caracas.
El 26 de octubre de 1888 falleció en la calle Sur 1, casa 129, de Caracas, Venezuela, a causa de disentería. Al año murió su hermana Francisca y un año después, el 8 de agosto de 1890 murió Manuel, también en Caracas.
La
estación número 23, recibe el nombre de Trina de moya Vásquez
Ubicada
en la Avenida San Vicente de Paúl esquina Trina de Moya Vásquez, la misma calle
que lleva su nombre.
A mano derecha se encuentra el Sector Felicidad y el
Barrio Invi ambos pertenecientes a Los
Mina Sur, del otro lado a mano izquierda conecta con los Sectores de
Vietnam y San Antonio.
Trina Moya de Vásquez
Nació en ciudad de La Vega el 13 de enero de 1863.
Poetiza
y autora del famoso Himno a las Madres.
Sobresalió por su humildad y sencillez en su calidad de Primera Dama, esposa
del Presidente Horacio Vásquez.
Este himno fue presentado por primera vez por un coro de voces en la Iglesia
del ex -Convento Dominico, el 30 de mayo de 1926, en la ciudad de Santo Domingo,
con música del sacerdote y poeta Manuel de Jesús González.
Doña
Trina fue una mujer de refinado talento y grandes inquietudes morales a favor
de la educación de nuestro país.
Durante
el pasado siglo fue fuente de inspiración para la mujer dominicana.
Junto
a otras notables damas, fundó en 1904 el Club de Damas de Moca y el Club de
Damas de Santiago.
Es
autora de varios poemas, entre los que se señalan, “El Campo” y “El Estudio”.
Escribió en prosa el libro “Añoranzas” y, “Patria y Hogar”, éste último con
prólogo del destacado poeta dominicano Fabio Fiallo.
Sus
poemas y escritos dispersos aparecen con los seudónimos de T. Colombina y
Ángela.
En
1915, con motivo de la celebración de los Juegos Florales de La Vega, fue
premiada su composición “Patria y La Mujer Dominicana”.
En
un concurso en ocasión de la coronación de Nuestra Señora de La Altagracia, en
el año 1922, logró el primer lugar con su “Soneto a María”.
Una
de sus sobrinas, Doña María Ascensión Claudina de Moya, testifica que Doña
Trina fue una ferviente devota de la Virgen de Lourdes, cuya imagen la pareja
presidencial pidió a Francia para regalarla a la Iglesia de Tamboril.
Entre
otros homenajes, se recuerda el Primer Centenario del Municipio de Tamboril,
celebrado con histórico esplendor en el año 2000, donde el Comité de las
Fiestas organizó el 28 de mayo de ese año (Día de las Madres), una Eucaristía y
un solemne acto en su honor, dando a conocer parte de su obra literaria y su
prestante figura de dama dominicana.
Con
alegría y fervor patriótico, seguimos cantando su convocatoria a los moradores
del campo y de la ciudad, a los niños, jóvenes y ancianos. Su voz y ternura,
como una nueva luz de primavera seguirá en la conciencia y en el corazón de
Tamboril.
Este
parque y centro cultural tendrá el compromiso histórico y comunitario de honrar
el nombre de Doña Trina, Símbolo de la Mujer, Amiga de Tamboril y Madre
Espiritual de la Nación Dominicana.
Vivió
el dolor de los mortales, aquejada de cáncer en la garganta fue atendida por
diferentes médicos dominicanos, pero finalmente viajó a chequearse a Puerto
Rico, donde murió el 25 de febrero de 1941.
Murió
en Puerto Rico el 13 de marzo de 1941 a los 78 años de edad.
Sus
restos reposan en la Iglesia de Tamboril, por mucho tiempo unidos a los restos
de su esposo, el ex - presidente Horacio Vasquez.
Estación 24, se le asignó el nombre de Concepción
Bona
Ubicada en
la Avenida San Vicente de Paúl esquina Carretera Mella.
A mano derecha se
encuentran los sectores de Pidoca y el Invi, mientras que a mano izquierda se identifica con el centro comercial Megacentro.
Esta última
estación había sido señalada con el nombre de Juan de Los Santos, según
publicación hecha por el periódico Diario Libre el 5 de mayo del año 2016.
Concepción
Bona y Hernández
Nació
en Santo Domingo el 6 de diciembre de 1824
Una
de las patriotas dominicanas que contribuyó a la confección de nuestra bandera
nacional.
Dos
años antes del nacimiento de Bona y Hernández se había producido la ocupación
haitiana, por lo que nuestra heroína creció bajo la mácula de la intervención
extranjera.
Concepción
era hija de don Ignacio Bona, el firmante número 90 del manifiesto del 16 de
enero de 1844. Era también sobrina carnal del prócer de la independencia
dominicana, Juan Alejandro Pina, uno de los nueve fundadores de la sociedad
secreta La Trinitaria.
Al asumir Jean Pierre Boyer el dominio de esta parte de la isla de Quisqueya, se produjo un evidente choque político y cultural entre los dos conglomerados sociales.
Los
haitianos poseían una base cultural franco-africana, mientras que nuestro pueblo
había sido educado sobre la base de la cultura hispánica.
Al
dominicano se le impuso, entre otras onerosas obligaciones y reprimendas,
la bota de la represión, un gobierno militarizado dirigido por Gerónimo de
Borgellá, el reclutamiento de jóvenes para el servicio militar y la sustitución
de los símbolos hispánicos por los de Haití.
Además,
la población se vio obligada a pagar impuestos exorbitantes, se cerraron muchas
iglesias, se impuso el idioma francés en lugar del castellano en los asuntos
oficiales, se intentó también usarlo, aunque sin éxito, en las escuelas
primarias, se limitaron las actividades religiosas y otras costumbres
arraigadas en el pensamiento popular.
Debido
a que creció en el seno de una familia comprometida con la causa de la independencia
las ideas progresistas y libertarias florecieron en su mente desde temprana
edad.
Sus
primeros años y su juventud los pasó en una casa situada en la calle Palo
Hincado casi a esquina El Conde (antes 27 de Febrero), calle que figura
en la historia de Santo Domingo como el lugar donde se incubó la mayor parte de
los movimientos independentistas.
Su
integración a la lucha libertaria, su fervor patriótico, su indoblegable
nacionalismo y su firme convencimiento de que los emblemas patrios eran importante
para identificar el país, motivaron a Concepción Bona para que labrara
con “fina tela y patriótico entusiasmo y nerviosidad femenina” la enseña
nacional que enarbolaron los principales dirigentes de la independencia
nacional la noche del 27 de febrero de 1844.
Fue
ella, precisamente, quien le entregó a Francisco del Rosario Sánchez la bandera
que éste enarbolaría en el altar de la patria el 27 de febrero de 1844.
Las reseñas de la época cuentan que “en tan envidiable tarea Concepción Bona fue acompañada esa noche por su prima hermana, la señorita María de Jesús Pina.
Concepción
Bona y Hernández contrajo matrimonio con Marcos Gómez y Carvajal. El
matrimonio procreó cinco hijos: Marcos Antonio, Manuel de Jesús, José María,
Elvira y Rafael María.
Falleció
el 02 de julio del año 1901.
La biografía histórica de estas cuatros heroínas dominicanas, la escribo con la intención de que los lomineros se identifiquen con su historia.
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