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Historia de Los Mina En La Relegión Católica: Iglesia San Lorenzo de Los Mina (Cap.VII,1-3)






La Iglesia del Barrio de Los Mina Viejo
Situada en el populoso sector de San Lorenzo de Los Mina o San Lorenzo de los Negros Minas.

Fundada en el año 1676 y 1677.

Esta  iglesia  fue la segunda que se construyó en el nuevo mundo después de la iglesia  nuestra Señora del Rosario, ubicada en los terrenos de Los Molinos Dominicanos, y Molinos del Caribe, en el sector de Villa Duarte. 

La iglesia de San Lorenzo de Los  Mina, se levantó hacia la segunda mitad del siglo XVI, con la intención de dar soporte espiritual a los poblados de esclavos africanos, llegados a la isla desde el primer viaje de Nicolás de Ovando, para trabajar en las minas y en la construcción  de las edificaciones de la ciudad, así como en las plantaciones de azúcar, rubro traído por Cristóbal Colon
.

En el interior del templo, a diferencia de la capilla del Rosario, se conservan piezas de muebles del período colonial, como lo es el enorme retablo barroco, constituido por dos enormes columnas laterales que enmarcan una gran hornacina central, donde está colocado un hermoso crucifijo colonial, posiblemente del siglo XVIII.

En el retablo podemos observar además, pinturas con motivos florales e inscripciones de carácter religioso, conservadas dentro del colorido de la madera que constituye el retablo.

En el presbiterio se conservan sillerías correspondientes al último período del victoriano vienes, europeo, de finales del siglo XIX.

Por considerarlo importante, para la publicación del libro la Historia de Los Mina, vamos a seleccionar  un artículo  que fue publicado por el periódico Listín Diario el 19 de agosto de 2011.
 


La Iglesia haciéndose una narración histórica  de ella misma

Me conocen como la ermita de San Lorenzo  y vivo como testigo mudo de la historia en el barrio de Los Mina Viejo, en la calle Horacio Ortiz. He visto como mí entorno paso de ser un barrio de negros, en tiempo de la colonia huyeron en busca de libertad desde Haití a la parte española de Santo Domingo,  a una comunidad echada al olvido por las autoridades.

Hombres y mujeres que se rebelaron ante los maltratos de los amos franceses formaron poco a poco, la primera ciudad de negros en la rivera del rio Ozama, la mayoría de ellos esclavos que venían desde  África y que pertenecían a la etnia de Los Mina.
De acuerdo al historiador Rafael Jarvis, lo que llegaron aquí eran negros rebeldes, sin formación cristiana, a los que las autoridades españolas decidieron iniciar en el conocimiento de Dios.

Los esclavos tenían sus debilidades pero diferentes a las de los españoles; es por esto que los colonizadores se ocupaban en que asimilaran su religión. En Los Mina se creó una especie de capilla con ese fin, explica Jarvis.




Empieza la letanía

Algunos estudiosos afirman que soy un hito de la historia de la esclavitud en el Nuevo Mundo y yo (modestia aparte), pienso que tengo las suficientes vivencias para serlo.  Uno de mis fieles, Alberto Grullón asegura que aunque dicen que me construyeron en el siglo XIV, hay dudas, porque no hay un documento que lo avale, de que el barrio se formó en el siglo XVII.

Grullón asegura que las tradiciones eran patrocinadas  por la familia de Ignacio Martínez. ‘’Al caer éste en enfermedad, las fiestas patronales y los juegos dejaron de realizarse porque era él, quien buscaba el apoyo del Estado’’, dice.

El templo estuvo un tiempo cerrado porque nadie cuidaba de él, pero éste volvió a ser reabierto en el 1994.

Luz María Rosario, lleva 15 años en el barrio y  junto a un grupo de fieles me protege. Ante el mal estado de mi estructura y entorno, a ellos solo les queda esperar. Bastantes lágrimas han derramado por mí. Hoy día se limitan a repetir ante el altar: Misericordia, Dios mío. 

Antes teníamos custodia, asistían tres guardianes, uno en el día completo; otros dos por la noche. No sabemos qué pasó, pero las autoridades los retiraron, hemos tratado de salvar la situación porque en nuestros alrededores no es nada fácil, el otro día vinieron del Ministerio de Cultura y hablamos con ellos de la preservación del templo, se queja Luz María.

Amenazas

Unos refugiados que entraron hace  poco, rompieron la puerta sin orden alguna: eran como siete  familias. Vinieron en nombre de la Defensa Civil y a media noche rompieron la cerradura, luego que se fueron tuvimos que reparar los daños.
Si hubiera estado protegida no se  atreven a hacerlo. La iglesia no está condicionada para refugio, uno la ve fuerte pero es débil, cualquier cosita la derrumba con el agua, señala Ricardo de los Santos.  Luz María recuerda que han traídos  refugiados en otras ocasiones, ellos hacían las necesidades en todas partes, no teníamos agua y había que buscar fondos para asistirlos. Yo me iba a mi casa y hacía una olla de chocolate para traerla. Una mujer dio a luz cuando las tormentas Noel y Olga y aquí paso sus nueve días, después no querían salir porque decían que hasta que no le dieran casa no se iban, luego de una misa vino la guardia a sacarlos, sigue narrando Luz María.

Señor, no nos desampares

 Hace 15 años invadieron mis terrenos, de lo que solo queda mí estructura y un poco de espacio. ‘’Saquearon las propiedades de la iglesia y nadie pudo defenderlas. Siendo una ermita de la colonia’’, ¿Quien más que el ministerio de Cultura o Monumentos para defenderla? Pero nunca se preocuparon, señala Luz María. A Ricardo de los Santos le preocupa que cuando se celebra misa no se puede orar en paz debido al bullicio del entorno. Hace un mes sostuvieron una reunión con los vecinos de Los Mina Viejo por esto. Tenemos que interrumpir la misa para salir a rogarles que bajen la música, hemos ido a la Fiscalía; cuando Anti ruidos llama a la policía, ésta siempre le dice que la música esta bajita.

Otro enemigo es la delincuencia. ‘’Necesitamos más seguridad. Cuando no estamos aquí nadie la protege. El destacamento tiene dos policías, están ahí. pero no hacen rondas. Cuando se arman de pleitos ni pueden salir, porque ellos ´´sólo son dos´´, destaca Grullón. 

 
Misericordia, Dios Mio

EL Sociólogo Dagoberto Tejeda recuerda cuando don Ignacio Martínez vivía y luchaba por protegerme. Durante años este señor, dice Dagoberto Tejeda, organizaba bailes de congós, canga mulanga, atabales y otras presentaciones de herencia africana cimarrona. El mantuvo la tradición de celebrar una festividad, pero no con la visión de que la ermita era un monumento afro descendiente, si no por el aniversario de la fundación de la ciudad de Santo Domingo cada 4 de agosto. 
 

Según Tejeda, existe una cantidad de monumentos y expresiones de herencia africana muy poco conocidos por los dominicanos. Un ejemplo soy yo, una ermita con un contenido histórico invaluable, pero mis vecinos desconocen el valor de lo que tienen, esto implica la necesidad de que se le eduque para que ellos sean los que me protejan.

El que las autoridades tengan esa iglesia abandonada da pena. Es demasiado importante  para dejar que se deteriore, suerte que algunos moradores la tienen como espacio de fe católica y están muy celosos de cuidarla. Existen manifestaciones que necesitan un proceso de revalorización de parte del Estado, asegura Tejeda. Mientras tanto, mis fieles esperan que se me preste atención, pero he escuchado tantas promesas que a veces creo que mi estructura se derrumbará. En esos momentos recuerdo que la ‘’fe mueve montañas’’, cierro los ojos y digo: ´´Ampárame, señor, que en ti confió´´.

Así como la capilla del Rosario, esta iglesia se levantó en la margen oriental del río Ozama. La solución arquitectónica es casi idéntica en ambas.

En el interior del templo, a diferencia de la capilla del Rosario, se conservan piezas de muebles del período colonial, como lo es el enorme retablo barroco, constituido por dos enormes columnas laterales que enmarcan una gran hornacina central, donde está colocado un hermoso crucifijo colonial, posiblemente del siglo XVIII.

En el retablo podemos observar además, pinturas con motivos florales e inscripciones de carácter religioso, conservadas dentro del colorido de la madera que constituye el retablo.

En el presbiterio se conservan sillerías correspondientes al último período del victoriano vienes, europeo, de finales del siglo XIX.

Vamos a publicar en este libro  de la Historia de Los Mina, la Ermita Nuestra Señora del Rosario, que aunque no está en Los Mina, fue la primera iglesia que se construyó en Santo Domingo, y está dentro del municipio,  donde estaba la capital del país y la primera ciudad.  
 


Ermita Nuestra Señora del Rosario
Este templo se encuentra específicamente en los jardines de la empresa Molinos Modernos, en el sector de Villa Duarte. Su ubicación, a la orilla del río Ozama, la hace visible desde la margen opuesta, siendo confundida por muchos como una vivienda
Es la primera construcción realizada por los españoles luego de la llegada de Bartolomé Colón a la isla, entre el 1496-1498.
Los transeúntes en la avenida Francisco Alberto Caamaño, o del Puerto, desde el otro lado del río, pueden ver esta iglesia, ya que el acceso a la misma es algo difícil porque se encuentra en los  terrenos perteneciente a Molinos Dominicanos, custodiada por militares.

En ella, para el año 1497 los frailes Dominicos oficiaban la Santa Misa. La ermita está construida a una sola nave, con tejado a dos aguas.

En esta capilla Fray Bartolomé de las Casas, bendijo la expedición que salía para la colonización de Guatemala, y aquí en el 1544 ofició su última misa antes de partir para México.
Cuentan que en ella, Fray Bartolomé de Las Casas impartió misas en el año 1544 y que el arzobispo Fernández de Navarrete, en el año 1681, escribió que la ermita del Rosario era el primer templo construido en la isla.

El pequeño edificio de líneas sobrias y simples cayó en ruinas, aunque sus muros se conservaban en pie, y no es hasta el año 1943  que vino a ser restaurado para ponerlo en uso nuevamente; sin embargo, por falta de mantenimiento se fue deteriorando de nuevo y se hizo precisa una segunda reconstrucción, la cual estuvo a cargo de la oficina de Patrimonio Cultural en el año 1969.
La remodelación no solo abarcó el edificio, sino el entorno del templo. Con su restauración fueron construidos los baños, que se encuentran a un lado de la iglesia, y el patio se cubrió de grama y de diferentes plantas tropicales.

La Capilla Nuestra Señora del Rosario, con capacidad para albergar a unas 40 personas, aunque ha sido restaurada varias veces, aun conserva su estilo colonial original.

En su interior, la pequeña ermita no tiene ningún elemento decorativo que impacte más que sus blancas y altas paredes que se unen al techo, el cual está cubierto con listones de madera de caoba en un tono marrón oscuro. Detrás del altar, se puede observar una cruz que tiene impresa una imagen de la última cena y otra que refleja a los apósteles 
 
El piso adoquinado, ya un poco gastado, se remonta también a la época colonial.

El exterior de este pequeño templo lo adornan los ladrillos coloniales, junto al extenso jardín de grama verde que realza la solemnidad del santuario.

En esta ermita aún se celebran cultos religiosos sábados, domingos y otros días de la semana, a los que asisten feligreses locales y turistas extranjeros, quienes se asombran al saber que la edificación cuenta con 500 años de levantada.


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