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Historia del Río Ozama: Los Molinos Dominicanos Muy Próximo al Río Ozama (Capítulo VIII)

 

Molinos Dominicanos

 

Ubicado en la desembocadura del Río Ozama desde el lado de Villa Duarte.

 

Molinos Dominicanos surge como una empresa estatal, descontinuando su producción en 1965, en víspera de la Revolución.

 

A partir de 1967 comenzó a tener participación ininterrumpida en el sector de alimentos.

 

En 1998 Molinos Dominicanos cambia de nombre, a "Molinos del Ozama", nombre que tuvo su origen en la capitalización de Molinos Dominicanos en diciembre de 1998 entre el Estado y el Grupo Malla, iniciando sus operaciones en abril de 1999.

 

En el 2002 el Grupo Malla fue adquirido por Molinos Modernos, una división de la Corporación MultiInversiones Guatemala (CMI), incluyendo las acciones privadas de Molinos del Ozama.


El 8 de mayo de 2012 el gobierno recibió 126 millones 662 mil 102 pesos de la empresa Molinos del Ozama de los dividendos que le corresponden por los resultados del período 2011.


La entidad dijo que “el 2011 ha sido un año de buenos resultados para Molinos del Ozama, como consecuencia del esfuerzo de la organización en consolidar el mercado local y de exportaciones”. Los recursos fueron entregados al Fondo Patrimonial de las Empresas Reformadas (FONPER).


El FOMPER, es la institución que representa al Estado Dominicano en el Consejo de Administración de Molinos del Ozama S.A, una de las empresas surgidas del proceso de capitalización realizado en el primer gobierno de Leonel Fernández en el cuatrienio 1996-2000.

 

Al momento de escribir la historia de esta empresa a finales del año 2020, el Estado Dominicano conservaba el 50% del patrimonio de la empresa procesadora de alimentos.

 



El 16 de enero de 2012, La empresa Molinos del Ozama inauguró  su nueva unidad de molienda que le permitirá procesar 400 toneladas adicionales de trigo por día, lo que  representa un aumento del 50 por ciento en su capacidad instalada. En el acto estuvo presente el presidente Leonel Fernández.

 

En lo adelante Molinos del Ozama, cuyas instalaciones están ubicadas en Villa Duarte, municipio de Santo Domingo Este, pasará de procesar 800 toneladas de trigo por día  a 1,200. El nuevo molino es el cuarto en su género.

 

Alberto Garita González, presidente del Consejo de Administración de Molinos del Ozama, agradeció el apoyo brindado por el primer mandatario a la empresa, lo que dijo le ha permitido el avance.

 

Agregó que el país tiene muchos años liderando el crecimiento y desarrollo económico del Caribe.

 

Desde el año 2002 hasta la fecha de 2012, Molinos del Ozama ha invertido más de 710 millones de pesos dominicanos en maquinarias y equipos para mejorar su capacidad de producción y su eficiencia operativa.




En su discurso, Juan José Gutiérrez, presidente corporativo de Corporación Multi Inversiones (empresa propietaria de Molinos Modernos), destacó que desde el 2002, Molinos del Ozama ha aportado al Impuesto Sobre la Renta más de 500 millones de pesos dominicanos y entregado al Estado, por medio del FOMPER, más de 600 millones de pesos en dividendos.

 

Manifestó Gutiérrez que esos recursos han sido utilizados en la construcción de colegios y aulas para educación media y preescolar, seminarios, albergues infantiles, salones multiusos y canchas deportivas, hogares para ancianos, centros de salud y sistemas de alcantarillado entre otras muchas obras de gran impacto social.

 

Gutiérrez resaltó que en el FOMPER tenemos a un socio que exige y apoya, pero sobre todo, deja trabajar y cumple los acuerdos.

 

El Grupo Malla fue adquirido en el 2002 por Molinos Modernos, una división de la Corporación MultiInversiones de Guatemala (CMI), incluyendo las acciones privadas de Molinos del Ozama. “Con esta adquisición, Molinos Modernos sale de las fronteras de Centroamérica y se posiciona como líder regional de productos alimenticios derivados de cereales”, manifestó Enrique Rodríguez.




Molinos Modernos


Como parte del Grupo de las empresas de Corporación MultiInversiones, multinacional guatemalteca. 


Fue Fundada en la década de los años 20, Molinos Modernos inició sus operaciones en el Caribe en el año 2002, cuando CMI adquirió a Grupo Malla, empresa de alto renombre y participación por décadas en el mercado dominicano. Desde entonces, opera en el país dos unidades de negocios:


Alimentos & Consumo y Harinas Industriales.


Molinos Modernos es la División de CMI dedicada a la producción y comercialización de productos de consumo en las categorías de Galletas, Pastas y Harinas; además de ser una de las empresas modelo y de referencia en República Dominicana por la fortaleza de su red de distribución directa a través del cual lleva sus productos a nivel nacional y al mundo.


Las marcas de Molinos Modernos han acompañado a la familia dominicana por más de 66 años, siempre innovando. Actualmente, lideran las categorías en las que participan, como es el caso de Pastas Milano, Galletas de Soda Hatuy, Galletas Dulces Dino, Galletas Guarina y Harina Blanquita.

 

Como parte integral de la industria de producción de alimentos en el país, cuenta con  tres (3) plantas de producción certificadas ISO 9001- 2008 de Galletas, Pastas y en el caso de Harinas en asociación con el estado dominicano, se produce en el Molino del Ozama, ubicado en la ribera oriental del rio Ozama y emblemático por sus enormes silos, considerado el más grande de Centroamérica y el Caribe.

 

Molinos Modernos, la división molinera de Corporación MultiInversiones, posee instalaciones para elaborar harina de trigo, pastas y galletas en Guatemala, El Salvador, Costa Rica y República Dominicana. En El Salvador fabrica también harina de maíz y tiene una importante presencia comercial en Honduras, Nicaragua, Puerto Rico y Haití, países hacia los cuales exporta sus productos.

 

Corporación Multi-Inversiones (CMI) fue fundada en 1920 y para el año 2012 emplea a cerca de 29,000 colaboradores en más de 50 mercados, en 16 países.

 

Opera con seis divisiones:

 

La Industrial Pecuaria, dedicada a la crianza, procesamiento y comercialización de pollos y cerdos.

 

Molinos Modernos, que produce harina, pastas y galletas.

 

Pollo Campero y otros restaurantes de comida rápida.

 

Multiproyectos, dedicada al desarrollo de centros comerciales, complejos habitacionales y de oficinas.

 

Energía, orientada a generación de energía renovable.

 

La división de servicios financieros.



Durante la guerra de 1965 francotiradores norteamericanos bombardeaban desde el edificio de Molinos Dominicanos a los constitucionalistas dominicanos que estaban del otro lado del río Ozama.


Se la estaban pasando bien los francotiradores estadounidenses que azotaban la zona constitucionalista en la Guerra de Abril de 1965 desde el octavo piso de Molinos Dominicanos, una edificación situada en la ribera oriental del río Ozama.

 

Los hombres que sembraron la muerte desde Los Molinos (Abril 1965)

 

En un reportaje publicado el 16 mayo del 1965 por el periodista Martin Arnold en el New York Times, y reproducido tres días después por The San Juan Starde Puerto Rico, el sargento Douglas Lucas, uno de los tiradores, declaró: “Hombre, tú no sabes lo divertido que es escurrirse entre las balas y luego disparar.”

 

Otro tirador llamado David Willians, nativo de Filadelfia y definido por el periodista estadounidense Tad Szulc como “un hombre sin ilusiones”, se preguntó: “¿Qué guerra es esta, que no nos dejan disparar si no disparan antes contra nosotros?” (Diario de la Guerra de Abril de 1965, volumen CXIII, Academia Dominicana a de la Historia).

 

En su alocución del 18 de mayo, Fidel Castro denunció que los tiradores de los Molinos, para llevar a cabo su labor, contaban con un gran arsenal. “Una unidad de los certeros artilleros, añadió, se ha instalado en lo alto del silo sobre las márgenes del río Ozama. Del otro lado del río, la zona rebelde se extiende a manera de blanco para las ametralladores, bazucas, lanzagranadas y cañones de 106  milímetros, de las tropas de los Estados Unidos”.

 

Los francotiradores de los Molinos actuaban a las órdenes del coronel Geo C. Diney, de Colorado, y pertenecían al cuerpo de paracaidistas de la 82 División Aerotransportada de la Marina de los Estados Unidos.

 

Entre ellos, los sargentos Robert Orem, de 35 años, nativo de Hutchinson, Kansas; Robert Hooker, de apenas 19 años, de Baltimore, Maryland; y Henry Wiggins, de 26 años, de Indianápolis, Kentucky.

 

El sargento Hooker daba muestras evidentes de que también se la pasaba maravillosamente, y en ese estado de euforia le contó a un periodista que “esperaba que su objetivo se moviera para brindarle un buen blanco”. El soldado usaba un fusil automático M-16, y sobre él uno de sus jactanciosos compañeros dijo: “Hooker puede ver claramente la ciudad a sus pies. Dispara con tal velocidad que si una bala alcanza un dedo arranca todo el brazo.”.

 

Los despachos de prensa de aquellos días estaban llenos de las bravuconadas de los francotiradores estadounidenses que disparaban con entusiasmo contra los dominicanos, combatientes o no, y de sus superiores, los señores de la guerra.




Mal contados, los constitucionalistas, a mitad de la guerra, hablaban de veintiséis muertes provocadas por los disparos de los Molinos. Y el sargento Wiggins, sin perder el toque ante las cámaras, habla con los medios de su país y se ríe con ironía de la fatídica cosecha de sangre que van dejando él y sus compañeros. “Los rebeldes llevan la cuenta por nosotros”, dice, y se muere de la risa.

 

El capitán de navío Manuel Ramón Montes Arache, ministro de las Fuerzas Armadas, envió un informe de fecha 11 de mayo de 1965 al presidente Francisco Alberto Caamaño Deñó en el que informa sobre el asesinato de 22 dominicanos y 11 heridos por parte de francotiradores estadounidenses ubicados en el edificio de los Molinos Dominicanos, en Villa Duarte, desde el 3 de mayo.

 

Gerardo Sepúlveda refiere, en su obra Cronología: Revolución de Abril de 1965. Del 24 de abril al 25 de mayo (Volumen CCXCVII, Archivo General de la Nación), que el Presidente Caamaño rompió un trato verbal que hizo para reunirse con John Bartlow Martin, el enviado especial del Gobierno de los EU, a quien Juan Isidro Jiménez Grullón calificó como “un pro-cónsul del imperio yanqui”-, argumentando, entre otras cosas, que “tropas norteamericanas estacionadas en la zona de Molinos Dominicanos disparaban contra civiles desarmados”.

 

Para ese momento, según Sepúlveda, ya era “muy notoria la acción de francotiradores norteamericanos que operaban desde Molinos Dominicanos, causando numerosas bajas en la zona constitucionalista, aún en momentos de tregua”.

 

Precisa el autor que “los norteamericanos disparaban incesantemente por la zona sur, desde la margen oriental del río Ozama, con cañones de 106 milímetros, así como tropas de francotiradores e infantes que disparaban sin cesar con sus armas automáticas, para tratar de hacerlos concentrar fuerzas en ese lado e impedir que lo hicieran hacia el norte”.

 

En la zona norte, precisamente, las tropas del general golpista Antonio Imbert Barrera ejecutaban, con el apoyo de los norteamericanos, la Operación Limpieza. Algunos corresponsales que la presenciaron testimoniaron que se estaba haciendo “una carnicería”.

 

Al terror implantado por los francotiradores se sumaron otros atropellos. Según un cable de la AFP (Agencia Francesa de Prensa) una patrulla norteamericana en la zona bajo su control asesinó a balazos a un joven de 15 años, dependiente de una farmacia de la capital, sin razón aparente.

 


 

La estrella de los asesinos

 

Pero la estrella de los asesinos de los Molinos Dominicanos fue, sin duda, el sargento Douglas Lucas, a quien el reportero Martin Arnold definió como el líder los tiradores; y al que el periodista y poeta dominicano Juan José Ayuso le dedicó un libro titulado El sargento Douglas Revolución Constitucionalista y Guerra Patria de Abril de 1965 (Editora Manatí).

 

Douglas Lucas, feliz y muerto de la risa, declaró un día que él solo, por su cuenta, había matado a ocho dominicanos con su arma de alto poder.

 

Cuando llegó a Santo Domingo como parte de la fuerza interventora, Lucas solo tenía veintiún años de edad y cuatro en los órganos armados de su país y, según confesó, nunca había disparado contra un ser humano. De manera, que fue en la Guerra de Abril que hizo su sangriento debut.

 

Martin Arnold, en busca de fabricar su héroe, lo definió como el líder de los tiro-fijo, un término que él se inventó para referirse a los francotiradores de los Molinos, y que solo existía en su imaginativa cabeza norteamericana.


El sargento Lucas utilizaba una Browning M2 calibre 0.50 de 12.7 milímetros con mira telescópica, un arma que, según la indagación de Ayuso, cubre una distancia máxima de 7.4 kilómetros, aunque tiene un alcance efectivo de 1.8 kilómetros.

 

Douglas Lucas y los suyos sembraron el terror en el perímetro de la zona colonial de Santo Domingo, originando la frase que aún perdura “Están tirando desde los Molinos”, utilizada por los dominicanos para referirse a momentos o situaciones de peligro.

 

Las calles situadas en el trayecto de los francotiradores eran Las Damas, en la Isabel La Católica, la Arzobispo Meriño. También en la José Gabriel García, Arzobispo Portes, Padre Billini, Arzobispo Nouel, El Conde, Salomé Ureña, Mercedes, Hostos, Duarte, 19 de Marzo, y José Reyes. Todas estaban, directa o indirectamente, ubicadas en la mira de los tiradores de los Molinos y todas fueron víctimas del sobrecogimiento causado por los soldados.

 

“La gente corriendo para guarecerse, todo el mundo buscando un lugar seguro en medio de los gritos desesperados de las mujeres y los niños, y la gente gritando Están tirando desde los Molinos, son escenas muy tristes que, aunque pase el tiempo, no se pueden olvidar”.

 

La memoria gráfica de la guerra de abril guarda entre sus imágenes imperecederas la fotografía del Presidente Francisco Alberto Caamaño y algunos de sus colaboradores saliendo del edificio Copello, sede del gobierno en armas, pegados a la pared, en posición de alerta, para evadir los disparos de los Molinos.

 

El sargento Lucas DuglasLucas nació el 5 de febrero de 1944, nacido en Whitesburg. Miembro de la 82  Airborne División de la US Army (Marines). Mató ocho soldados constitucionalistas. Murió el 8 de mayo de 1997, a la edad de cincuenta y tres años y con el mismo rango de sargento.

 

Douglas Lucas, el francotirador de la 82 División Aerotransportada de los Estados Unidos, el hombre que martirizó a constitucionalistas y civiles desde su privilegiada posición en la azotea de Molinos Dominicanos y sembró el terror de una esquina a otra de la capital dominicana, yace en el cementerio Carolina Biblical Gardens, de la ciudad de Raleigh, en Carolina del Norte, en una tumba sin flores y sin más ornamentos que su nombre y siete estrellas que alguien colocó en su lápida.

 

Murió sin haber pagado por los crímenes que cometió en la República Dominicana.

 


Molinos Dominicanos, en construcción.


Margen Oriental del Rio Ozama,


Imagen de diciembre del año 1959


Fuente: Revista Life.


 


 

Dos Imágenes de Molinos Dominicanos: Una corresponde al año 1998 y la otra al 2018

 

Vista panorámica de los Molinos Dominicanos, luego llamado Molinos del Ozama y hoy año 2020, Molinos Modernos.


En la imagen de 1998 se aprecian los silos de Molinos Dominicanos, con sus “Cilindros Cromo interferentes” del célebre pintor venezolano Carlos Cruz-Diez, con su fascinante geometría de colores.


Desafortunadamente, está obra de arte inaugurada en julio del 1994, desapareció en diciembre del 2003. Según el maestro Cruz-Diez, cada dos años se debía verificar el estado de la pintura y darle eventuales toques de restauración, y cada ocho años, proceder a un remozamiento completo.

 

Pero Jamás se dio tal mantenimiento.


En noviembre del 1993, cincuenta y cincos (55) hombres, enfrentando riesgos, vientos y altura, comenzaron a pintar los 11,200 metros cuadrados de paredes de los 28 silos, que necesitaron 1,516 galones de pinturas. El reto se cumplió y concluyó ocho meses más tarde.


El tres (3) de julio 1994 se inauguró la obra en el curso de una ceremonia impresionante que finalizó con fuegos artificiales y el encendido de reflectores especiales-, un espectáculo jamás visto.


El maestro Cruz-Diez se sentía particularmente vinculado a la República Dominicana. Él era sobrino-bisnieto de Juan Pablo Duarte Díez.


Revela el historiador José Ignacio Jiménez, que su madre, Mariana Diez-Francisco, era hija de Mariano Diez y sobrina-nieta del máximo prócer.

 

“El abuelo del maestro venezolano fue uno de los hijos del general Mariano Diez, hermano de la madre del libertador.”


Texto: Periódico Hoy, del  20 de diciembre 2003.

 

Molinos del Ozama podía ser sancionada por Patrimonio Cultural con cubrir los gastos para restablecer dicho mural.


La Cámara de Diputados de República Dominicana solicitó al Ministerio de Cultura la restauración del mural de los Silos de Molinos Dominicanos del maestro venezolano Carlos Cruz-Diez, biznieto de Juan Pablo Duarte mediante una resolución de la Comisión Permanente de Cultura.


La Comisión Permanente de Cultura de la Cámara de Diputados emitió una resolución en la que solicita al Poder Ejecutivo a través del Ministerio de Cultura la restauración del proyecto mural los Silos de Molinos Dominicanos del maestro venezolano Carlos Cruz-Diez, biznieto de Juan Pablo Duarte, el cual estaba ubicado en los Silos de Molinos Dominicanos antes de ser vendido al sector privado por CORDE, quién los borró después de su adquisición.

 

“Destruir un patrimonio violenta no solo las normas patrimoniales establecidas en la Ley de Patrimonio, sino que norman las Leyes de Ginebra, la Convención de Atenas y todas las normativas sobre preservación de patrimonio” afirmó Abil Peralta Agüero, director del Departamento de Cultura y asesor de la Comisión Permanente de Cultura en la Cámara de Diputados.

 

La resolución de la Cámara de Diputados se antepone a una campaña que circula actualmente en las redes sociales de internet a través del sitio Changes.org, en busca de firmas para que sea restablecido el mural de Cruz-Diez.


La crítica de arte Delia Blanco afirmó que “la obra de Cruz-Diez pone la capital dominicana en el mapa del arte público global. Es una obra contundente que desde su vista a partir de las murallas de la Zona Colonial, invita a María de Toledo desde su Alcazar a abrazar el pasado con el presente, nos convocas a todas y a todos los dominicanos a pertenecer a la historia del óptico arte” quién se identificó con la causa de protestar pacífica e inteligentemente en favor de la obra.

 

La resolución, emitida el miércoles 13 de septiembre de 2017, correspondiente a la Segunda Legislatura Ordinaria de ese año, ratificando un tortuoso trayecto desde el 21 de julio de 2015 cuando fuera presentada por el entonces diputado Manuel Jiménez.

 

Le toca ahora al Ministerio de Cultura identificar los fondos para restablecer el mural que había sido donado por el artista al país en el año 1993 y borrado por la empresa Molinos del Ozama, empresa privada que adquirió la estructura arquitectónica conjuntamente con el Grupo Malla, de las acciones de manos de Corporación Dominicana de Empresas Estatales (CORDE).


 



Aquí hay dos imágenes de Los Molinos Dominicanos hoy Molinos Modernos: Una es de finales la década del 50, en sus inicios y la otra un poco más reciente año 2018. Visto desde el Puerto de Santo Domingo.

 


 

Molinos Dominicanos desde el lado de Villa Duarte.


Para el lunes 21 de diciembre de 2020, está proyectada la publicación de uno de tres (3) capítulos de la Fortaleza Ozama, esta lleva su nombre en honor al Río Ozama.  

 

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