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Historia de Los Mina: Juan Sánchez Lamouth (Capítulo XXIV,2-12)





 
                                                        Juan Sanchez Lamouth


Amigos lectores, sabían ustedes que uno de los poetas más brillantes que tenia la Republica Dominicana, vivía en Los Mina.


Nos referimos  a Juan Sánchez Lamouth quien nació el 29 de junio de 1929, vivió durante un largo tiempo en Los Mina y Murió a causa de trastornos de salud provocados por el alcohol y de su vida un tanto desordenada prematuramente el 18 de noviembre de 1968. 


De familia proveniente de Martinica es un significativo poeta  de origen muy pobre que supo elevarse para cantarle al pueblo de la ciudad y el campo pero desde una visión culta.


El poeta de la aldea, el más grande de los cantones de Los Mina y de su mundo, creador de verdaderas joyas poéticas que describían situaciones de la realidad de los años de la dictadura de Trujillo.


Su libro “El pueblo y la sangre” mereció el Premio Nacional de Poesía Gastón F. Dedigne 1964.


Así también en la Feria del Libros El Taller Literario Juan Sánchez Lamouth (1982) con la accesoria de Miguel Jiménez y la dirección de Miguel Antonio Jiménez, ha tenido una participación en El Pabellón de Autores Dominicanos. 


En Los Mina un Taller Literario lleva su nombre y en el 1980 se reunía todos los domingos  4 a 6 de la tarde en la Ermita San Lorenzo Mártir  de Los Mina un lugar histórico de Santo Domingo Este poco conocido, forma parte de los tesoros de la ciudad, justamente el lugar donde don Ignacio Martínez Herrera  fundara Villa Teshalia en el 1950 cuando contrajo matrimonio con la señorita Teshalia Robert.


En una ocasión le dijo a Mateo Morrison ´´Mateo pero tú crees que solamente es Pablo Neruda. Vete a la Librería América y cómprate un libro de un poeta que se llama Cesar Vallejo´´. Yo lo compré y desde ese momento entiendo que esos dos son los poetas que más admiro.


No devolvía los libros de poesía que le prestaban, y cuando de una acera a otra,  en la calle  El Conde, Ramón Francisco le voceaba: ¨Lamouht, devuélveme mis libros¨, el respondía: ¨Los libros no son de nadie, la cultura es de todos¨´. Y eso era exactamente lo que él creía, que los libros no son de nadie, y que la cultura es de todos.


Hay una anécdota que Andrés L. Mateo dice en su escrito que Juan Sánchez Lamouth “le hizo asumir gritando, en medio de una borrachera, a pleno pulmón, pidió a sus amigos que cuando él muriera, si le ponían su nombre a una calle, nos orináramos en ella para refrescarle el camino.


El siempre miro a la muerte con desdén. Hay dos calles que llevan su nombre, Dios sabe que a veces lo hago’’, también hay una Biblioteca Pública ubicada en Villa Duarte con su nombre.


Obras publicadas:


Brumas (1954), Elegía de las hojas caídas y 19 poemas sin importancia (1955), 200
Versos para una sola rosa (1956), Memorial de los bosques (1958), 50 cantos a Trujillo y una oda a Venezuela (1958), Canto a las legiones de Trujillo y otros poemas (1959), Los perros (1959), Otoño y poesías (1959), Granada rota (1960), El pueblo y la sangre (1959), Sinfonía a Juan Pablo Duarte (1966). 


Cuentan quienes conocieron el poeta que a este  le gustaba caminar grandes cantidades de kilómetros, desde Los Mina hasta la Universidad Autónoma Santo Domingo.


Adoraba las peñas poéticas y la lectura en grupo, disfrutaba de comer yaniqueques en cualquier esquina de la ciudad acompañado de un buen mabí de bejuco.


Por considerarlo importante para la publicación de este libro sacamos  algunos datos escritos sobre Juan  Sánchez Lamouth, en un artículo publicado en el periódico Hoy el 1ro de marzo de 2005 Por Reginaldo A tanay desde Nueva York.


Sánchez Lamouth, entre los pocos empleos públicos que tuvo, uno fue el de recibidor, en la Dirección de Rentas Internas, cuando la oficina estaba en el Palacio de Borguella, frente al parque Colon.


El otro empleo fue el de guardián del Parque el Faro, que estuvo en la parte del Malecón llamada Paseo Presidente Billini esquina a la calle 19 de Marzo. 
 

Era un hombre espontáneo en persona y en poesía. Muchos de sus libros fueron editados por la Editora del Caribe, C. por A., cuando de ella era el administrador Elías Arbaje Ramírez. 


Los libros que  publicó allí el poeta, fueron ‘’de balde’’. Don Elías ordenó  que no le cobraran  un chele para que Sánchez Lamouth, luego, se defendiera con la venta de los ejemplares.


Era espontáneo en su producción poética, y en la vida diaria. Como la vez aquella en que pasó un susto tras el cual consiguió una casita en el barrio de Los Mina.


Fue la vez en que se asomó al dictador Rafael L. Trujillo, cuando éste hacia uno de sus habituales paseos por el Malecón de Santo Domingo.


Sánchez Lamouth siempre usaba saco, pero era él abandonado; y no se preocupaba por lucir bien. Al aproximarse a Trujillo, los de la escolta lo agarraron y físicamente lo agredieron. Trujillo ordenó que lo dejaran tranquilo. Y que lo dejaran hablar.  


Y el poeta habló: Jefe, es que esta gente son una vaina. Yo, lo que soy es un jodido y quiero que usted me ayude. Trujillo  rio de buena gana, y ordenó que ´´lo atendieran´´.
 

El poeta vivía en un rincón de aquel barrio santodominguense… y le dieron ´´su casita´´ Juan  Sánchez Lamouth siguió trabajando la poesía y los tragos. 


El  26 de febrero de 2016 La organización comunitaria Los Olvidados anunció su respaldo a la propuesta hecha por el taller Literario Juan Sánchez Lamouth a la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (OPRET) para que la parada de la segunda línea del Metro de Santo Domingo Este, que se construye en la avenida San Vicente de Paul Esquina Fernández de Navarrete, lleve el nombre del destacado poeta caribeño. 


El comunicador de Los Mina Daniel Santana, afirma haber conocido a Juan Sánchez Lamouth, el poeta en los Mina. 


Daniel me confirmó, que el poeta vivía en la calle Ñ, esquina Horacio Ortiz Álvarez, frente al liceo Ramón Emilio Jiménez, en la casita que le había dado Trujillo.


El comunicador  también me dijo, que el poeta tenía un carro muy viejo marca Peugeot, en el cual de vez en cuando conchaba, él era diabético y el médico le aconsejaba que no tomara alcohol, pero no le hizo caso y eso provocó la aceleración de su muerte.








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